Capítulo dos.

2.- POR FAVOR, NO ME MOLESTES MÁS

~Narra Harry ~

-¡Hey Ryan! –Saludo al portero.

-Hola, Harry. ¿Qué hay?

-Nada, solo venia para ver si hay correo.

-Pues no, hoy no ha llegado nada. ¿Esperas algo?

-Bueno yo… no nada. Gracias.

-¡Espera! Subo contigo, tengo que ir a devolverles las llaves a las chicas nuevas de tu planta.

-Ams, si quieres voy yo.

-¿Las conoces?

-Sí, claro, son… -paro a pensar- muy majas, sobre todo esa del pelo castaño y ojos verdes –sonrío al recordar a aquella chica.

-Sí, creo que hablas de Abigail, es muy buena chica.

-Sí, claro… -lo dudo mucho con ese genio que tiene- Bueno, ¿me las das?

-Por supuesto, gracias Harry, una tarea menos por hacer –me las entrega.

-No hay de qué, adiós.

En el llavero, hay escrito un veintidós en letras grandes. Justo la habitación de mi lado. Ahora entiendo todos esos gritos de voces femeninas de ayer por la noche. “Floor b, opening doors”. Me dirijo a la puerta veintidós. No pico ¿Para qué voy a molestar si tengo llaves? Desde la entrada puedo deducir que no hay nadie, aunque una voz reconocible me hace cambiar de opinión.

-Chicas, ¿sois vosotras?

La voz viene de una de las habitaciones que hay  cerca del pasillo. Abro una puerta, pero al parecer me equivoco y no hay nadie. Abro la segunda puerta, nada, un baño.

-Venga, Harry, a la tercera va la vencida –me digo a mi mismo con una sonrisa de oreja a oreja, pues desde que conocí a esa chica, tengo la sensación de que me lo voy a pasar muy bien.

Tachan, abro la puerta.

-¡AAAAAAAAAAAH! –grita la misma chica que el otro día me llamó imbécil, tapándose con una toalla, pues acaba de salir de la ducha y está completamente desnuda. Desafortunadamente, no me ha dado tiempo de ver nada, cachis.

-Tranquila, mujer, que no he visto nada –digo sonriendo, sin apartar la vista de su cuerpo, aunque solo puedo ver parte de sus piernas y sus brazos enteros.

-¿QUIÉN TE HA ABIERTO? –dice sin bajar el tono.

-Bonita habitación, naranja mi color favorito, me gusta –cambio de tema.

-He dicho que ¿QUIÉN TE HA ABIERTO? –repite.

-Pues yo –digo enseñándole las llaves.

-Deja eso ahí y lárgate, imbécil.

-HA-RRY, me llamo Harry.

-¡HE DICHO QUE TE VAYAS IMBÉCIL!

-¿Por qué mejor, no te espero en el salón y vamos por ahí?

-¿Contigo? JA-JA-JA.

-Mira Abi, guapita, o aceptas, o me quedo con tus llaves.

-¿Tú como sabes mi nombre?

-Casualidades de la vida… ¿Qué me dices? ¿Aceptas?

-Y una mierda.

-Pues si quieres esto, tendrás que venir conmigo –le enseño de nuevo las llaves.

-¿Te lo digo en chino?

-Si te hace ilusión…

-Me voy a calmar –empieza a contar hasta tres- ahora me vas a dar las llaves, te irás de aquí y nunca más nos volveremos a ver ¿vale? Todo habrá sido un sueño y listo.

-Pero ¿cómo no nos vamos a volver a ver más si vivo al lado?

-Seremos unos simples vecinos que solo se saludarán y ya ¿vale?

-Mmmm… no me convence, lo siento, adiós y me llevo esto.

-¡HARRY!

-Dime –me vuelvo a girar con una sonrisa, sabía que aceptaría.

 -Y si a cambio de las llaves… ¿te doy un beso? –dice sonriéndome. Esa idea me gusta más, aunque no me la esperaba.

-¿En los labios? –pregunto sorprendido.

-Claro.

-Veo que nos vamos entendiendo ¿eeh? Muñeca –le guiño el ojo.

-Venga, acércate –me dice sonriendo.

Poco a poco me acerco a ella. Sus ojos relucen. Y su boca se mueve como un pececillo suplicando que nuestros labios se choquen ya. Se muerde el labio inferior. Esta chica sabe cómo seducirme, se hace la dura, sin embargo no es diferente a las demás, no ha podido resistirse a Harry Styles. A veces maldigo toda la guapura que se me ha concedido, soy irresistiblemente irresistible. Inclino mi cabeza hacia la derecha y cierro mis párpados. Voy a dejar de hacer sufrir a esta chica y le voy a dar lo que quiere. Al fin y al cabo, esto no deja de ser un juego. De repente noto como unas manos cogen mis brazos, retorciéndomelos, haciéndome dar la vuelta, mientras me sujeta por detrás.

-Que te quede claro que tú no vas a coger las riendas ¿de acuerdo? Ahora, me vas a dar mis llaves y me vas a dejar en paz ¿entendido?

-Vale, vale, tranquila. Toma –digo tirando sus llaves al suelo.

-Así está mejor. Ahora vete por dónde has entrado. Cuando acabe de vestirme y salga, no quiero verte en mi casa.

Salgo de su habitación, sin embargo la desobedezco y me siento en el sofá del salón. Comienza a sonar un móvil encima de la mesita de café. Es un tal Daniel. ¿Quién será? Decido salir de dudas.

*Conversación telefónica*

-¿Si?

-¿Quién eres? –me pregunta el tal Daniel.

-¿Quién eres tú?

-He preguntado yo primero.

-Pues yo soy Harry, el novio de Abi. Te toca.

-…

-¿Hola?

*Fin de la conversación telefónica*

Me estoy arrepintiendo de haber cogido la llamada de un móvil que no me pertenece. Me empiezo a poner nervioso. Voy a borrar las llamadas. Me pongo la mano en la cabeza. Mierda, mierda, mierda. En vez de borrar sólo la última llamada he borrado todo el registro. Bloqueo el móvil y lo dejo encima de la mesa, de nuevo.

-Tú –dice Abi con cara de enfadada- ¿No te he dicho que te fueras?

-Hasta que no aceptes mi invitación a salir por ahí, no.

-Si acepto, ¿me dejarás en paz para siempre?

-Hecho.

Sé que después de lo que pase esta tarde, no querrá separarse de mí.

Hoy, hace un día precioso. Alguna nube hay, pero no son amenazadoras como las de ayer. Aunque un poco de fresco hace.

-Y bien, cuéntame algo de ti.

-Me llamo Abi…

-¿Abigail? –la interrumpo.

-Como me llames por mi nombre completo te reviento, imbécil.

-Ya empezamos… Continua.

-Soy de Barcelona, he parado unos días en Londres, para luego marcharme a Escocia con mi abuela, pues mis padres murieron hace poco en un accidente.

-Lo siento… yo… pensaba que te quedarías.

-Y lo haré.

-Pero ¿no has dicho que te vas?

-Sí, pero he mentido.

-Que cabrona… ¿algo de lo que me has dicho es cierto?

-Sí.

-¿El qué?

-Que soy de Barcelona.

-Bonita ciudad, aunque nunca la he visitado. Bueno, ¿me piensas responder con la verdad? –la verdad es que Abi parece buena chica, muy, muy, muy en el fondo.

-Me llamo Abi, Abi Gómez, soy de Barcelona, tengo diecinueve años y he venido a Londres con mis tres mejores amigas, Alexia, Lidia y Sara, la del ascensor. Hemos venido en busca de un buen trabajo que nos ayude a mantenernos, pero si no lo conseguimos en un mes, me temo que tendremos que regresar a España por normativa de nuestros padres.

-Que putada…

-Lo sé. ¿Y qué hay de ti?

-Pues yo soy Harry Styles, veinte años. Como verás, soy precioso, algo que la naturaleza me ha regalado.

-JAJAJAJAJAJAJAJAJA –empieza a reírse.

-Bueno, ¿me vas a dejar continuar?

-Sí, claro, sigue mintiendo todo lo que quieras.

-Pues eso, me vine aquí cuando cumplí los dieciocho con mis tres mejores amigos, pues antes vivíamos en Holmes Chappel, un pequeño pueblo de Cheshire, donde tengo a toda mi familia. Y bueno, mi vida no ha sido fácil.

-¿A qué te refieres?

-Pues de pequeño sufrí bullying la gente se reía de mi por estar gordito, y ahora, mírame, estoy hecho un buenorro.

-Lo siento…

-Falso. Igual que tú. En realidad siempre he estado así de buenorro.

-Que imbécil…

-¡Oye! Que ahora ya sabes mi nombre…

-Ya, pero es que no dejas de comportarte como un cretino al que solo le importa un físico. ¿Sabes? Hay chicas que buscan algo más que eso…

-¡Pero si yo soy muy majo!

-Sí, ya…

-Sino, ¿por qué has aceptado a dar una vuelta conmigo?

-Pues porque hemos quedado en que si lo hacía, no volverías a molestarme.

-…Yo creía que era broma. ¿No te gusto ni un poquito?

-Mira Harry, nosotros no hemos empezado con buen pie. Y no te veo para mí. A ti te gusta juguetear y yo busco una relación seria. ¡Qué demonios! Si ni si quiera nos conocemos… Además, lo siento, pero yo no quiero a alguien que siempre me esté recordando lo guapo y bueno que está, y eso es lo único que sabes hacer bien. Lo mejor es que me vaya, mis amigas estarán preocupadas. Ah, y por favor, no me molestes más.

“Por favor, no me molestes más”, sus últimas palabras siguen rondando en mi cabeza. Abi se aleja, dejándome solo, parado, en medio de la calle, rodeado de gente paseando. Mis ojos humedecen, pues no esperaba esta reacción. Sus palabras me han sentado como si me clavaran una estaca en el corazón. Yo solo intentaba llevarme bien con ella. Y la verdad, yo no soy así, solo quería llamar la atención y gustarle. Abi, me ha impactado desde el primer momento en que la vi en el ascensor, desde que tuvo el valor de llamarme imbécil sin conocerme, y no sé de qué manera me he fijado en ella. Solo sé, que mi estado de ánimo ha cambiado a peor y no sé por qué me afecta tanto.